En la línea del
fuego forestal
Fernando Epele,
titular del Plan de Manejo del Fuego, detalla cómo se combaten los incendios en
nuestro país.
Publicado el 26 de Marzo 2015 diario en Ciudadano |
Por Antonio Capriotti:
Entre 2000 y 2013
Argentina perdió más de cuatro millones de hectáreas por deforestación,
mientras que los incendios arrasan, en el sur del país, bosques con especies
vegetales casi milenarias. Los mismos se originan, la mayoría de las veces, por
condiciones meteorológicas; otras, responden a la desidia y la
irresponsabilidad inescrupulosa del hombre.
El Ciudadano tomó
contacto con el ingeniero forestal Fernando Epele, coordinador nacional del
Plan de Manejo del Fuego, dependiente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, interesado en saber si existe en el país una política
de prevención de incendios forestales.
“Nosotros
incorporamos el concepto de manejo del fuego. Partimos de la base de que el
fuego es un componente del ecosistema, un factor que interactúa con las
condiciones meteorológicas, la vegetación, la fauna, el factor abiótico, entre
otros. Concebimos el fuego como un factor ambiental”, describió.
—¿Existe un
decálogo a comunicar a la población en relación con la prevención de incendios?
—Si bien la
organización del fuego está centralizada a nivel nacional y hay campañas para
eso, las jurisdicciones locales componen el Sistema Federal del Manejo del
Fuego. Todas las provincias y los parques nacionales realizan campañas para que
la comunidad que está en contacto con los ecosistemas sepa qué hacer con el
cuidado del manejo del fuego.
—¿Qué se
comunica?
— Lo primero es
concientizar a las personas que acostumbran a desarrollar actividades
recreativas en contacto con la naturaleza de que ante la presencia de fuego
deben dar aviso, antes incluso de intentar sofocarlo salvo que la propagación
se dé a partir del propio fuego que el visitante del bosque esté usando. En
cuanto al uso del fuego, lo primero es la toma de conciencia del peligro de su
uso sin medidas elementales para extinguirlo.
—Estos últimos
incendios ¿cómo se originaron? ¿Su propagación se debió a condiciones
meteorológicas, desidia humana, fuego intencional?
—Tenemos
evidencias de que el origen de los fuegos en la Patagonia en el mes de febrero
se debieron a una actividad de rayos. Los incendios se declararon el 15 de
febrero y teníamos registrada una tormenta con rayos el 2 de febrero. Sabemos
que, pese a la lluvia, la acción de los rayos puede quedar latente por 15 días,
hasta que se dan las condiciones para su propagación, como son los vientos que
en esa zona soplan con singular fuerza. Se han encontrado árboles con los
signos del golpe de los rayos en la zona donde se inició el fuego. De todos
modos nos quedan dudas de que algunos focos se hayan debido a la acción
intencional de personas inescrupulosas e irresponsables, en las que la especulación
inmobiliaria puede llegar a ser la causa intencional de estos fuegos.
—¿Cómo debe
entenderse la especulación del fuego como parte de un negocio inmobiliario?
—Un área cubierta
de bosques en estas zonas naturales cuenta con un estatus de conservación por
su contribución al ecosistema, por lo que no está disponible para su loteo y
comercialización. A veces se dan en posesión precaria pero siempre manteniendo
las restricciones explícitas para su uso comercial. Sobre todo si son zonas de
bosques, a las que el Estado intenta preservar como tal. Al desaparecer el
bosque por el estrago del fuego, permite a los propietarios tramitar una
exención de prohibición de transacciones inmobiliarias.
—Esto es una
cara, ¿puede haber irresponsables que ejerzan actos piromaníacos?
—Nos ha pasado
que, cerca de las ciudades, chicos con ganas de ver un operativo de aviones
hidrantes prendieron fuego una zona de pastizales con bosques para satisfacer
su deseo.
—¿Disponen la
Nación y las provincias de los elementos necesarios para hacer frente a los
incendios?
—Quiero destacar
que el protagonista del control del fuego es el combatiente de tierra, quien
está en la línea del fuego. Es el que marca un límite. El control técnico del
fuego se logra cuando se corta la vegetación y se lo circunscribe y limita, y
se lo controla impidiéndole su propagación. El fuego se alimenta de vegetación.
La técnica número uno de su control es rodear el fuego de un área libre de
vegetación, la que se transforma en una línea cortafuego; y es desde tierra que
se hace frente al avance del fuego, por supuesto contando, al mismo tiempo, con
una gran cantidad de recursos como puede ser el combate aéreo con helicópteros
con balde, aviones hidrantes o maquinaria vial.
—¿Se dispone de
dotaciones para el apoyo como hidroaviones y otros elementos indispensables?
—Sí. En estos
casos la forma en que nos organizamos es desplegando un sistema de monitoreo
permanente de los lugares donde podemos esperar fuego, según la cantidad y con
qué dinamismo puede ocurrir. En función de esa información, tenemos dispuestos
aviones hidrantes desplegados en forma preventiva en los sitios pertinentes. Lo
mismo hacemos con las brigadas. Estos recursos de combate contra el fuego se
disponen en el lugar donde estamos esperándolo. Por ejemplo, en la zona centro
y el Litoral del país, el fuego ocurre con más frecuencia durante el invierno:
en el mes de junio se concentran los recursos en esa zona. Esta época del año
es en la Patagonia donde se da la temporada de incendios.
Lo que no se debe
hacer
No se debe
prender fuego en lugares que no estén habilitados para tal fin.
En los lugares en
los que está permitido se debe tener sumo cuidado de no hacer fuego cerca de
árboles, aislarlo de la vegetación, rodearlo con tierra y piedras y disponer de
elementos como pala y agua, con los cuales sofocarlo apenas tome una continuidad
que vaya más allá del límite con el que se lo circunscribió.
Asegurarse que el
fuego ha quedado extinguido, taparlo con tierra y hacer barro de la misma, ya
que muchas veces el fuego tapado no está sofocado y en forma latente queda una
burbuja de calor que luego y en determinadas condiciones se convierte en llama.
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