viernes, 27 de marzo de 2015

¿Por qué La silla?

¿Por qué La silla?

Porque como todo, tiene su historia. La iremos contando poco a poco. Mientras tanto, les dejo la anécdota que nos inspiró para ponerle este nombre a un programa de radio y a un blog.



Gregorio Marañón, nació en Madrid, 1887 y falleció en 1960, se doctoró en medicina en 1910. De los profesores que tuvo, Santiago Ramón y Cajal, luego premio Nobel, influyó sobre su formación como médico y como humanista. Al ser incorporado a la Academia de Ciencias en 1947, dictó una conferencia que luego editó como libro: “Cajal, su tiempo y el nuestro”.
Marañón, en 1910 hizo investigaciones en cáncer en el laboratorio de Paul Ehrlich en Frankfurt. Vuelto a España, comenzó a trabajar en el Hospital General de Madrid en 1911.
En “La edad crítica” y en otros escritos posteriores, aseguró que el envejecimiento y el declive de las funciones sexuales estaban muy ligados, y que el primero podía ser descrito perfectamente con la terminología del último. Conservó su interés por el envejecimiento y puede ser considerado como uno de los fundadores de la gerontología en España.
Marañón fue un importante comentador español del psicoanálisis y de las teorías psicosexuales de Freud. Fue el único médico español importante que conoció personalmente a Freud y uno de los pocos biólogos que fue considerado seriamente por los primeros psicoanalistas.
En 1931, Marañón fundó el Instituto de Patología Médica y resultó elegido diputado para las Cortes Constituyentes republicanas. Un año después fue nombrado sin oposición catedrático de Endocrinología. En los últimos días de 1936, a causa de la guerra civil, hubo de abandonar España, instalándose en París hasta el año 1943, fecha en la que regresó a Madrid.
En 1945 se resolvió la cuestión de su reincorporación para ejercer la docencia de la Endocrinología. En 1946 fue nombrado vocal del Pleno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo creado por las autoridades del nuevo régimen instaurado tras finalizar la guerra, en representación del Patronato "Santiago Ramón y Cajal". En 1948 el Consejo creó, a petición suya, el Instituto de Endocrinología Experimental que, posteriormente, se integró en el Centro de Investigaciones Biológicas.
Se interesó a lo largo de su carrera por la historia y la estructura de la ciencia. En su discurso académico de 1922, señaló que todas las disciplinas científicas pasan por una serie de fases obligadas: precientífica, latencia, crecimiento explosivo, aceptación hiperbólica, movimiento de reacción y período "clásico" de madurez. En el mismo trabajo señaló otro importante factor que afectaba a la ciencia española: la falta de tradición científica y del número suficiente de investigadores para suministrar un mínimo de crítica, rigurosa y personal, al desarrollo de la teoría científica. Como historiador, su mejor estudio fue el dedicado a las ideas biológicas de Benito Feijóo (1934), en el cual, si bien sobrevaloró el papel de Feijóo y sus contemporáneos como renovadores científicos, consiguió, por contra, llamar la atención sobre la indudable vitalidad de la ciencia española de la Ilustración.
Como escritor destacó en el campo del ensayo, la biografía y la historiografía.
Su estilo se sitúa a medio camino entre la prosa científica y la expresión literaria. Por ello está considerado no sólo como ensayistas, sino también como el eslabón entre el ensayo literario y el específicamente científico.
En cierta ocasión, alguien que lo entrevistaba, le preguntó sobre cuál había sido el adelanto en la medicina que consideraba más importante; Marañón contestó: “la silla”. Silla en la que se sientan a reflexionar y a ayudarse mutuamente dos personas: el médico y su paciente.

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